"Es increíble que un local tan bien situado tenga un servicio tan nefasto. Nos atendió, o mejor dicho nos desatendió, una camarera que nos tomó la comanda a medias, con malas caras y poca paciencia. Como segundo punto negativo la comida tardó en llegar a la mesa y uno de los comensales, que había pedido calzone, tuvo que esperar más de media hora su plato. Primero nos informó, con ese derroche de amabilidad y simpatía la citada camarera, que no tenían el plato y tuvimos que pedir calamares. Lo curioso es que justo a la mesa de al lado les sirvieron el calzone que no había y a nosotros el plato de calamares que tuvimos que pedir aunque, en el tiempo de espera intentar dejarnos una lasaña de otra mesa. Para rematar la jugada la cuenta estaba mal. Nos habían cobrado botellas de agua de más. Un desastre ya que la comida no está mal (pedimos lasaña, risoto de salmón, espaguetis carbona y una ensalada del tiempo). No pedimos la hoja de reclamaciones, la verdad no sé si tienen en Austria, por no perder el tiempo. Cuidado porque el restaurante de al lado, restaurante Levante, es del mismo dueño y comparten cocina."